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Teatro-auditorio Ciudad de León

Emilio Tuñón y Luis Moreno Mansilla
Higini Arau, acústica
proyectos
Los paneles flotantes que configuran el techo reflejan el sonido y contribuyen a asegurar un nivel sonoro uniforme en toda la sala.
© Lluís Casals
Dos piezas independientes enfrentan dos problemas distintos: una caja muda para el auditorio y una fachada tridimensional para la sala de exposiciones.
Nada en el volumen del auditorio, neutro y geométrico, deja adivinar el sorprendente y estremecedor espacio de la sala sinfónica que encierra. Un espacio vibrante, latente como el interior de un gran animal; un espacio en cierta manera vivo, capaz de transformarse para plegarse a lo que de él se espera en cada representación; un espacio envuelto por una delicada piel de madera que lo dulcifica, desdibujando sus dimensiones, y que define su respuesta ante la música.

Los paneles flotantes que configuran el techo reflejan el sonido de tal modo que contribuyen a asegurar un nivel sonoro uniforme en toda la sala.
Sin embargo ese no es su único propósito: absorben bajas frecuencias de distinto rango determinadas por el espesor de las tablas de contrachapado que forman el panel y por el volumen de la cavidad de aire.