© Lluís Casals
Un antiguo convento sirve como punto de partida al nuevo museo, en el que una calle cubierta es el elemento integrador entre el exterior y el interior; entre la construcción existente y la actual; entre los espacios de exposición y los de uso variado necesarios en un museo contemporáneo.
La estructura se hace presente en la fachada: los pilares destacan sobre el paño de piedra, separándose del mismo por estrechas hendiduras de vidrio. Una línea de pilares se adelanta hacia la calle, protegiendo al museo de un entorno agresivo y creando una antesala exterior.