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Permanencia

presentación
La piedra ha sido el material con el que se ha señalado la arquitectura que tenía una voluntad manifiesta de permanencia y aquélla que pretendía destacar el poder de quien la realizaba. No sólo se han realizado edificios con piedra, sino que ella misma ha constituido el elemento fundamental, como la roca cubierta de oro de Kyaiktiyo en Birmania, en un equilibrio muy inseguro, y que, según la leyenda, se mantiene en posición por estar anclada a un pelo de Buda, o la pedra de abalar en Muxía (A Coruña), que se balancea con sus casi nueve por siete metros, y a la que se atribuye ser la barca en la que la Virgen se apareció al apóstol Santiago.
Enormes bloques de piedra se han transportado para erigir menhires, obeliscos o pirámides, así como para abastecer la industria de prefabricación de fustes de columnas en la arquitectura romana. El peso y el número han caracterizado las grandes construcciones líticas desde la Antigüedad; así el Gran Menhir de Locmariaquer (Francia) pesaba 382 toneladas, y los alineamientos de Carnac (Francia) reunían 2.934 menhires.
A pesar de su fuerte y variada personalidad, en ocasiones este material ha intentado encubrir su naturaleza. En los albores de la arquitectura griega se comenzó reproduciendo construcciones en madera, que se recubrían de estucos y pinturas para dar forma a las envolventes policromadas de la arquitectura clásica , también para ocultar la modestia de la fábrica, para aparentar ser piedra de mayor valor, como el granito pintado como mármol de algunas arquitecturas, para atender a razones sanitarias –encalados– o de significado, como el color que cubría los materiales para identificar a las castas superiores en en Rajastan indio, donde la ciudad de Jaipur es rosa, la de Jaisalmer es amarilla y la de Jodhpur es azul, el color de los bramanes.
Pocos han sido los momentos en los que la piedra no se ha ocupado de la mejor arquitectura, pero incluso en tales momentos, quienes la rechazaban en aras de una modernidad acababan incluyendo a este material en la materialización de sus ideas.
Tradicionalmente utilizada en grandes espesores, hoy tiende a adelgazarse para eliminar cargas así y facilitar su transporte y colocación. Esta tendencia ha impulsando el desarrollo de materiales compuestos que incorporan delgadísimos chapados de piedra y proporcionan revestimientos extremadamente livianos, susceptibles de alcanzar, por otra parte, altísimos valores de resistencia a flexión e impacto, de impermeabilidad y ligereza, inalcanzables con los chapados macizos.
La piedra ofrece un repertorio casi infinito de posibilidades de uso, de tratamiento, y por supuesto de colocación. Unas con mayor voluntad de ser únicamente una piel noble y duradera, y otras dispuestas a ser resistentes y a exhibirse como tales, dando lugar a grandes proezas estructurales trabajando a compresión, desafiando a los mismos esfuerzos que conformaron su materia, y que aún no ha alcanzado el limite de sus posibilidades resistentes, como muestran las realizaciones en piedra tensada.