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Compleja convivencia

presentación
"Dicen que tienes veneno en la piel y es que estás hecha de plástico fino. Dicen que tienes un tacto divino y quien te toca se queda con él."
Radio Futura consigue sintetizar en esta estrofa los sentimientos antagónicos y turbadores que suscita hoy el plástico.
Este número de Tectónica intenta analizar la situación del plástico en el mundo de la arquitectura, desde el conocimiento de los métodos de elaboración de los distintos plásticos y sus correspondientes denominaciones hasta los pasos que se han dado en su aplicación a los procesos de construcción.
El plástico, o más bien los plásticos, iniciaron su andadura con la confianza que daba sus enormes y diferentes propiedades. Pasados los años se convirtieron en materiales de prestigio cuestionable, al afectar la crisis del petróleo de los setenta a uno de sus valores más inmediatos –el ser un material muy económico–, y al convertirse en el símbolo del deterioro ambiental por su dificultad de eliminación. Su signo cambió: de sinónimo de investigación y modernidad pasó a ser considerado un elemento indeseable cuya presencia se ocultaba por representar lo artificial, lo vulgar y lo deleznable.
Independiente de las consideraciones positivas o negativas que podamos hacer, estamos ante un material que, de hecho, tiene una presencia y un uso importante en la arquitectura. A pesar de este uso, no se han generado arquitecturas con señas de identidad propias, salvo excepciones muy señaladas. No tenemos ejemplos que ayuden a configurar formas vinculadas a la materia (ya que todas son posibles) y que posean diferencias notables o significativas con respecto al uso del hormigón, del acero, de la madera...
El uso de plásticos, sin embargo, está ampliamente aceptado en otros sectores, como es el de los electrodomésticos, los juguetes, el mobiliario... pero en arquitectura, tras aquél comienzo vigoroso, de gran optimismo en el futuro, en el que se proyectaron interesantes prototipos de vivienda prefabricada, módulos multifuncionales, etc., se pasó a un periodo de falta total de propuestas en el que sólo sobrevivieron las soluciones más aceptadas: elementos modulares que no determinaban la solución de proyecto, como son los aseos posformados, ciertas arquitecturas textiles para cubrir amplios espacios y poco más.
Hoy las empresas que podían ser motores de la investigación se centran en objetos cuya producción en serie es posible: caravanas, tiendas de campaña, piezas de baño sofisticadas..., pero las grandes producciones de viviendas prefabricadas o de sistemas que existían hasta los años setenta no están dentro de sus intereses y ni siquiera aparecen en ese laboratorio desprejuiciado que podría ser Asia.
Pero la realidad es terca, y el uso de los plásticos en la construcción ya ocupa un papel porcentualmente muy alto: láminas impermeables, aislamiento, tuberías para instalaciones... elementos que, en su mayoría, permanecen ocultos. Y cuando se incorpora el plástico a otras piezas más visibles –pavimentos, revestimientos, mobiliario de cocina, etc,– se disfraza bajo un apariencia de "naturalidad", imitando la madera, la piedra o la cerámica.
Sin embargo en los últimos años parece que asistimos a una nueva apreciación de lo sintético, de sus innegables propiedades. Esto unido a que los grandes fabricantes parecen determinados a aceptar el desafío de lograr su reciclabilidad, ha desembocado en un resurgir de arquitectos que apuestan por dar formas a su uso y crean arquitecturas nuevas, que en ocasiones parecen recoger propuestas más desinhibidas procedentes de otros ámbitos, como el de ingeniería, las instalaciones agrícolas o de algunos procesos industriales. Los proyectos que en este número se presentan, y la interesante selección de productos del dossier, avalan esta nueva vitalidad de la utilización del plástico en la arquitectura.