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Un nuevo mundo de relaciones: la fachada de vidrio de la fábrica Van Nelle de Van der Vlugt

prólogo
En el siglo XX la arquitectura tiene un carácter mucho más abierto que en cualquier otro momento anterior de la historia.

Johannes Andreas Brinkman y Leendert Cornelius van der Vlugt con Mart Stam. Fábrica de tabacos Van Nelle en Rotterdam, 1926-1930.

Al estudiar los orígenes de la arquitectura, vemos que el concepto que más se tuvo en cuenta fue el de la arquitectura como refugio, que se fue articulando de forma cada vez más compleja, desde la cabaña a la casa, hasta dar lugar al surgimiento de las ciudades. Pero, además, ahora creemos que la visión del exterior es tan importante como el refugio en sí mismo, por ello, en vez de mantener la oposición interior-exterior como un elemento esencial, en el siglo XX hemos aprendido que el interior y el exterior son sólo conceptos relativos, y por tanto dependen del lugar donde uno esté y de la dirección en que mire.
No es una casualidad que en el siglo XX la arquitectura tenga un carácter mucho más abierto que en cualquier otro momento anterior de la historia. Y no es sólo porque ahora dispongamos de los medios para llevarlo a cabo, sino que además hay una mayor necesidad de transparencia. Hemos abierto todas las ventanas y así hemos abarcado y abrazado el mundo exterior. Y el que Holanda haya desempeñado un importante papel en el desarrollo de la arquitectura moderna, surgida de manera natural junto con la propia personalidad del siglo, es algo que no debería sorprendernos considerando la transparencia, la apertura, que siempre ha sido y sigue siendo un rasgo característico de la sociedad holandesa.
El visitante extranjero que pasea por una ciudad holandesa siempre se asombra al poder ver todo lo que ocurre en los cuartos de estar de sus hogares. Esto nos indica hasta qué punto los holandeses se encuentran menos condicionados por el miedo al mundo exterior de lo que lo está la mayoría de la gente de otros países, donde la propiedad privada y los hogares suelen estar muchos más protegidos.
La fábrica Van Nelle de Rotterdam constituye uno de los más lúcidos exponentes del Nieuwe Bouwen (nombre del Movimiento Moderno en Holanda), y desde luego, el de mayor tamaño del país. Sus enormes dimensiones no resultan nunca abrumadoras, y el edificio no sólo muestra lo que ocurre en su interior sino que además está diseñado para proporcionar a los que en él trabajan una visión clara del exterior y, especialmente, del resto del edificio.
Ni el exterior curvo de la sección de oficinas puede deberse únicamente a la vía de tráfico que hay junto a él, ni la disposición de los volúmenes del edificio fue el factor principal para llegar a esta solución. Que Van der Vlugt optase por esta magnífica y envolvente curva –oponiéndose así a las convicciones de su colaborador Mart Stam– es algo que no se puede explicar en términos racionales1. Pero lo que logró al imponerse, y es esto lo que nos interesa, es que la sección de oficinas y la fábrica estuviesen cada una a la vista de la otra.
Esta idea vuelve a aparecer en las cajas de las escaleras, que sobresalen tanto del edificio que la fachada no se pierde de vista en ningún momento. La escalera que está situada a la derecha de la entrada a la zona de oficinas es realmente excepcional. Parece querer escaparse del edificio y corta la fachada como si el edificio ya no pudiese contenerla. Las escaleras sacan al visitante del edificio, ofreciéndole una amplia vista de la fachada, de los campos de deporte de detrás, y de los antiguos polders en la lejanía. El más amplio panorama se disfruta desde la estructura circular del tejado, que recuerda al puente de mando de un barco. Pero este elevado punto de mira con su impresionante vista del puerto en el horizonte no está pensado únicamente para los directivos, sino para todos los trabajadores de la fábrica.
El edificio en su conjunto, surgido de un enfoque racional pero entendido de manera muy amplia supuso una clara ruptura con el pasado, y alcanzaba a entrever un nuevo mundo de relaciones más armónicas entre las personas. Lo que le hace al edificio tan espectacular, además de parecer una enorme maquinaria transparente, es que integra el principio de las relaciones no jerarquizadas con el mundo de la arquitectura racional2.

Herman Hertzberger

Notas.
1. "La caja de bombones que está encima de la fábrica la diseñé y la dibujé yo en contra de mis propios deseos. Y no es que me atrajese la idea de una pared cóncava en la sección de oficinas, es que las órdenes las daba Van der Vlugt. (De una carta a Bakema, 10-junio-1964, publicado en L.C. Van der Vlugt, J. B. Bakema, Amsterdam, 1968).
2. Extracto del capítulo View II del libro Lessons for students in Architecture, Rotterdam, 1991, de Herman Hertzberger.

Traducción Carlos Armenteros