© Duccio Malagamba.
Encajado en una vaguada existente en el terreno original, el edificio de la Bodega Juan Alcorta aparece tan sólo como una gran cubierta horizontal que prolonga la plantación de viñedo y un largo muro rojizo cerrando el desnivel. Esta operación de ocultación, apoyada en una singular utilización de los prefabricados de hormigón, pone al edificio en relación con la escala del paisaje y lo aproxima además a la tradición constructiva de las bodegas enterradas, que permite conseguir de forma natural las condiciones óptimas para la elaboración del vino.
La sucesión de los paneles en fachada imprime al edificio una horizontalidad que se traslada a los muros de hormigón del zócalo mediante el dibujo de marcadas líneas horizontales de los berenjenos en los encofrados.