Los autores unifican las edificaciones existentes bajo un mismo revestimiento de azulejo, mientras los nuevos volúmenes añadidos quedan definidos por el uso del hormigón blanco en fachadas, cubiertas e interiores.
En el conjunto del Museo del Faro coexisten varios etapas históricas: edificaciones de un fuerte del siglo XVII al que dos siglos después se añadió el faro y la casa del farero y ahora se amplia con un nueva construcción que los autores conciben como una “muralla habitada”.
© Fernando Guerra La intervención ha mantenido la volumetría existente y los elementos constructivos de la arquitectura más expresivos o que mejor se conservaban. Diego García-Setién y Gonzalo Used © Tectónica
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