El nuevo crematorio forma parte del paisaje al que se adapta: su cubierta evoca la suave ondulación de las colinas y su planta se encaja entre un monte y un lago artificial.
La forma final de la cubierta responde a dos requerimientos básicos: por un lado minimizar los esfuerzos de la lámina (lo que permite reducir el espesor y el consumo de material) y por otro, que las ondulaciones tengan las pendientes adecuadas hacia los pilares, situados en los puntos más bajos, para poder evacuar el agua por su interior.
|
© R. Halbe
|