El rechazo a un sometimiento a los clichés de la construcción turística alpina, revaloriza las posibilidades de una arquitectura de calidad desarrollada en un contexto rural explotado por la industria del ocio. El despliegue del potencial expresivo de la madera permite crear una arquitectura serena, plácida, que no pesa sobre el paisaje y que evoca en su liviandad el desenfado y la falta de pretensiones de las antiguas instalaciones sociales y deportivas.
El proyecto, enclavado en un bello paisaje del Tirol austriaco parcialmente desvirtuado por el auge del turismo, marca las distancias con la anodina arquitectura de su entorno. Aplica con gran acierto un original concepto estructural una cáscara portante formada a base de de tableros de madera, sobre arcos de madera laminada, para crear un rotundo y sugerente espacio cubierto.