© Héctor Santos-Díez
El edificio, de unos 3.500 m² de superficie, está parcialmente enterrado para evitar un volumen excesivo en el parque.
En el valle medio del río Lérez, en los ayuntamientos de Campo Lameiro y Cotobade se encuentra una de las concentraciones de arte rupestre al aire libre más importante de Europa.
En busca de una adecuada implantación, el edificio huye de referencias a la arquitectura urbana y emerge como una roca entre los pliegues del terreno. Dotado de la poderosa materialidad que le confiere su piel de escamas de granito, el edificio genera un juego de sombras que hacen evolucionar su aspecto a lo largo del día y las estaciones del año, acercándolo al mundo natural.