Los principios compositivos del Movimiento Moderno, la aparición de nuevas láminas impermeables y la simplificación de los procesos constructivos han hecho realidad en nuestro siglo el sueño por lograr un plano horizontal perfecto como remate del edificio, algo que para la ciudad de los primeros rascacielos no era más que una cubierta de geometría imposible. Fernando Ramos, catedrático de Construcción de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, explica este proceso en el siguiente artículo, en el que además incluye una evolución histórica desde los primeros terrados y una interpretación de la cubierta contemporánea como punto de partida para nuevas búsquedas arquitectónicas.
Concebido como "un forjado más", el remate horizontal de los edificios pasa a ser, con la implantación del Movimiento Moderno, la solución de cubierta más generalizada. El uso colectivo de las terrazas –en la imagen, la Unité d'Habitation, de Le Corbusier (Marsella, 1945-1952), cuya cubierta está diseñada a modo de jardín con diversos pabellones– es uno de los factores que contribuyen a acentuar esta difusión.