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La cubierta plana de los cuerpos puros

Mariano Bayón
prólogo
 La cubierta plana de los cuerpos puros, żla inventó realmente Cézanne "doctor en visión", sin querer, afirmando el ritmo de las nuevas épocas? żO fueron quizás los químicos con sus nuevos materiales de construcción?

Croquis para el proyecto Durand,
en Argel (1933-1934) de Le Corbusier.

He aquí el primer ‘guiño’ proeelitista y confidente de la arquitectura moderna.
Entre los escombros de la Gran Guerra se estaba librando la batalla por una nueva manera de mirar el mundo. La cosa venía de atrás, como no podía ser de otra forma, pero la imperiosa necesidad de construir que se abría en Europa en aquel momento fue el último pretexto. Había prisa. Tiempo de manifiestos, medias verdades, uniones y relaciones, socialismo antiburgués ocultando grandes dosis de elucidación intuitiva de veladas urgencias espirituales.
La cubierta plana de los cuerpos puros, ¿la inventó realmente Cézanne ‘doctor en visión’, sin querer, afirmando el ritmo de las nuevas épocas? ¿O fueron quizás los químicos con sus nuevos materiales de construcción? (Coignet realiza el primer hormigón en masa reforzado con perfiles metálicos que se usó en el mundo precisamente para construir en 1852 una terraza en Saint Denis) ¿O fueron los físicos y los matemáticos, los auténticos filósofos de la época, al fijar sus principios de la economía de medios y sistemas?
Imposible separarlo. Todo está conectado. Todo es la misma cosa. Cada cosa es todo y las necesidades surgen cuando les llega la hora.
Ellos estuvieron alerta. "Entrar profundamente en la época para hacerla visible y después desaparecer haciendo nuestro trabajo invisible dentro de ella".
Le Corbusier se adentra: uso de los pilotis, la cubierta-jardín, la planta libre, la ventana alargada, la fachada libre. "Reconquista del tejado". La cubierta plana es la explicación más larga de los cinco puntos de su ‘nueva arquitectura’.
La explica negando sentido al antiguo desván, en contradicción con la calefacción central. Recoger las aguas dentro de la edificación, no fuera. El hormigón armado se mueve en dilatación y por ello debe procurarse una temperatura regular sobre él, con humedad constante: arenas cubiertas de espesas losas de cemento, con juntas sembradas de césped. "Razones técnicas, razones de economía, de confort y razones sentimentales nos conducen a adoptar el techo-terraza".
Ninguna alusión a la muerte del muro de carga en este punto. ¿Qué razón podría caber en una estructura planteada por él ya en 1914, levitada la fachada (clarísima elucidación de la construcción actual), con pilares y losas planas de hormigón aligerado, para cubrirla aún con un desván a dos aguas? Quizas fuera porque tanto Le Corbusier como Mies continuaron usando puntualmente muros de carga con soluciones de cubierta plana.
Sin embargo. Mies fue mas sincero: "El problema de la racionalización y la normalización no es más que un problema parcial. El problema de la nueva habitación es, en el fondo, un problema espiritual y el combate por esta nueva habitación no es más que una ramificación del gran combate por las nuevas formas de vida".
¿Podría haber algo de alusión descubierta en aquella postal satírica del Weissenhof rodeado de camellos y árabes campando por aquella "Jerusalén trasladada" de cubiertas planas y prismas blancos, en el encuentro de una auténtica reducción a la sustancia, presente en las más profundas intuiciones de todos los tiempos y todos los lugares?
¿Nos reuníamos así a través de los nuevos materiales con aquel antiguo principio metafísico de Maupertuis, que ya en 1745 enunciaba que "en todo cambio que se produzca en la naturaleza, la canti-* dad de acción necesaria para tal cambio ha de ser la mínima posible"?
Moisés Ginzburg establecía la muerte de la cubierta inclinada para la construcción subvencionada de Moscú, estableciendo el factor de eficiencia K según la relación:

cubicación general del edificio / superficie útil de la célula = W/R=K

La cubierta plana fue, y es, no sólo una solución (ya popular) conectada con los sistemas (arquitectura), sino protagonista de la parábola operada en la elucidación de una época. Cubierta plana en la que hoy es preciso, por otro lado, desmontar la perversión -como en tantos otros órdenes- del "consumo de coeficientes de aislamiento", en beneficio de su organización como acondicionador pasivo.
Pero sus profundas razones todavía no se han explicado totalmente. Bastante es el usar. Los médiums de aquel tiempo las vieron pero no tuvieron tiempo de aclararlas. Como siempre ocurre. Y no hizo falta.
Quizás los recientes físicos-filósofos ‘de la totalidad’, en afán contra el consumismo fragmentario finisecular del occidente, podrán hablarnos con el tiempo de la reunión inteligente entre productos de la mente y los de la materia propiamente dicha. Y que ello sea final y naturalmente asumido para continuar usando y, al mismo tiempo, comprender tantas cosas.

Mariano Bayón
Diciembre 1997