© Lluís Casals
La recuperación de los antiguos cuarteles Jaume I se encargó, tras un concurso restringido, a tres equipos de arquitectos. El encargo dado al tándem Bonell-Gil –que ha merecido el Premi Ciutat de Barcelona 1996– se centraba en uno de los anillos construidos en torno a un patio central y ellos focalizaron la intervención sobre este elemento, en el que enclavaron las piezas más significativas del proyecto, manteniendo con mínimos cambios aparentes el resto de la antigua construcción, –así, los huecos del cuartel primitivo–, a los que se dedica una especial atención en este reportaje, mantienen básicamente sus dimensiones, aunque en el interior un nuevo forjado las divida en dos espacios diferenciados y su sección muestre el nuevo uso civil y público del edificio.
La máxima atención de la intervención se ha centrado en el patio: en él se ha excavado una planta subterránea, elemento fundamental para el desarrollo funcional del edificio, de la que emerge una construcción exenta, torre de indudable impacto escénico.