Como en los juegos de magia, en el origen de cada acontecimiento hay siempre una palabra que al ser invocada precipita la acción –al principio era el verbo, dicen los escritos bíblicos–, y nuestra palabra originaria es comienzo de una idea y de un proyecto que se condensan en el sustantivo Tectónica, que según unos diccionarios es arte de la construcción, o arte de la carpintería en su primitiva acepción de origen griego tektonikos, y según otros es la parte de la geología que trata de la estructura de la tierra, lo cual coincide con los significados de la raíz latina tectus, que alude a lo oculto, escondido, subterráneo, y también a lo cubierto, guarecido, techado, cualidades inherentes a la morada o al templo.
Cuando a la palabra tectónica, que expresa lo sustentante o subyacente, se acopla el prefijo “arqui”, equivalente a superior, surge lo arquitectónico, como cualidad de lo que es arquitectura, “orden ideal y metafísico del espacio”, dijo en su día Víctor d’Ors, y en realidad el tema al que se dedicarán las páginas de nuestra publicación, pero con ese enfoque que enuncia la cabecera y que es el de desvelar lo que subyace detrás de las más notables obras de arquitectura de este momento, no sólo conceptualmente sino desde la observación de todo el entramado sustentante de un proyecto, de sus detalles y problemas constructivos. Ardua labor que habitualmente queda oculta y que pacientemente iremos recogiendo en esta páginas como documentos de alto valor ejemplar y didáctico que van a tomar la forma de monografías temáticas, útiles para estudiar y comprender cada uno de los aspectos del hecho constructivo.
Para empezar, como en toda prospección o sondeo, arrancamos de la superficie, que hoy además de muro puede ser también cáscara o envolvente, un concepto moderno que merece, como otros temas que vendrán a continuación, ser analizado y puesto a disposición de toda la amplia gama de profesionales que intervienen en el producto arquitectónico, desde el proyectista hasta el industrial de la construcción.
Con nuestros mejores deseos, bienvenidos a Tectónica.