© José Manuel Cutillas
El respeto con el que se enfrenta Maite Apezteguía a esta casa-torre, tipología emblemática de la cultura popular vasca, supone no sólo restaurar de manera precisa sus elementos, sino recuperar las sensaciones espaciales y sensoriales evocadoras de un mundo que extraía del territorio al que pertenecían sus valores, físicos y emotivos. La obra mereció el premio del Colegio de Arquitectos Vasco Navarro de Rehabilitación en el año 2003.
La rehabilitación de la torre Jaureguía queda determinada por la fuerza de su estructura y la lógica de su construcción, que distingue dos cuerpos bien diferenciados: una fuerte base de dos plantas en piedra caliza y una ligera construcción de madera de haya y roble para alojar las plantas superiores.