Capilla de Nôtre-Dame-du-Haut, en Ronchamp. Le Corbusier, 1950.
El hueco, en cuanto que elemento fundamental en la definición arquitectónica, concentra en su planteamiento y resolución, los aspectos fundamentales de esta disciplina. Concepto, trazado, cálculo, dimensionado, función, construcción... el trayecto entre intención y efecto se resume en su definición. El hueco es el elemento determinante del aspecto exterior de una edificación y sigue configurando, tanto su presencia como los efectos que produce, en una sucesión continua de escalas, la calidad arquitectónica de la obra. Es el punto donde se encuentra lo lejano y lo próximo; lo exterior y lo interior; lo grande y lo pequeño; lo vacío y lo lleno; lo general y lo particular; la idea y la materia. Es el límite en el cual la luz pasa a ser un material aprehensible, moldeable, manejable y, paradojicamente, el lugar a partir del cual la luz también se hace misterio.
Solamente la comprensión de la esencia de un problema permite alcanzar una solución en la que las partes y el todo formen una unidad inseparable que ponga de manifiesto la continuidad del pensamiento desde las ideas básicas hasta su materialización en los detalles más concretos.
La definición de los huecos de un edificio muestra la capacidad reflexiva de su autor así como su sensibilidad y destreza. En la medida en que los arquitectos sean capces de concebir espacios habitables, inteligentes y bellos, y alcancen a materializarlos consecuentemente hasta los últimos detalles sin hacer dejación de su capacidad técnicas y creativa, la arquitectura quedará a salvo de cualquier destino mediocre.
Víctor López Cotelo
Marzo, 1997